Desde la primera vez que me di cuenta que las barbies ya no eran para mi, descubrí que los domingos eran como un secreto de vaquero. Y entonces me surgió la duda ¿Para que sirven los domingos?. Primero le pregunté a mi padre y me dijo: "Son para descansar" y lo veía todo el día tumbado en el sofá viendo televisión. Pero como solamente había fútbol, me pareció que mi papá estaba equivocado acerca de la utilidad de los domingos, así que le pregunte a mamá, y me dijo: "Son para dormir" y yo intenté estar todo el día acostada en la cama, y no pude pegar el ojo. Me dolía el cuerpo y de repente me entró una temblorina de energía por todo el cuerpo y tuve que pararme a correr por la casa para calmarme.
Mi mamá también estaba equivocada. Mi abuela me dijo que era nada mas para dejarlo pasar, como que frunció un poco las cejas al explicar su razón y yo comprendí que detestaba los domingos. Mi tío me dijo que eran un día cualquiera y que dejara de estar molestando a la gente. A nadie le gustan los domingos al parecer, como que en mi casa no quieren que existan. Todos hacen cosas para ignorarlo, para lamentarse por estarlo respirando o para no verlo pasar. Pobre Domingo. Estoy segura que si fuera una persona, estaría jodida.
A mi no me molestan mucho los domingos, a veces nada mas me roban las ganas, pero es por ese valor social que a uno le inculcan. De todas maneras, yo soy propietaria de una colección de momentos extraños y gustos excéntricos. De panza llena por comida china que no quita el hambre, de amigos que no sólo les falta un tornillo, sino piezas enteras y todos encontrados en el mismo sitio, en esos domingos sin razón de existir.
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